Hace unos días, mi mujer, viéndome desesperado -y siendo franco, obsesionado- me comentó con un tono un tanto irritado:"¡venga ya! ¿otra vez con la vespa? ¡Parece que tienes ahora quince años! Todo el día dándole vueltas que si puede ser esto, que si puede ser aquello...Llévala al mecánico que te lo pago yo".

En un momento de debilidad y recordando que el susodicho tenía que devolverme unas tapas de la primavera, me dije: "pues venga, si pagas tú.." Fue una manera de racionalizar y autoengañarme, puesto que me había prometido a mi mismo por principio no volver a visitar a ninguno, pero como pagaba mi mujer... pues venga.  

La conversación fue telefónica y transcurrió como sigue:

-¿Qué dices, X?, ¿cómo va todo? Pues nada, que me he decidido a arreglar lo de la cruceta del cambio y tal.

-Vale, perfecto.

-¿Qué me vas a cobrar?

Aquí empieza a divagar:

-Pues no sé.Puedo tardar 4, 5 o 6 horas...

-Venga X, que ya sabes que llevo una pasta en la restauración y aquí vas a tiro fijo, etc.

-Yo cobro la hora a 20 euros..no sé, hay que verlo..

Yo, que no soy de matemáticas pero es un cálculo sencillo, hago una estimación rápida poniéndome en lo peor:

-Pongamos seis horas...a 20 euros...120 euros, ¿no?

-Pues no sé, entre unas cosas y otras...entre 120 y 150 euros.

-¿Si las piezas las pongo yo, te llevo la cruceta y el juego de juntas?

-Pues eso, entre 120 y 150.

-¿Pero como 150? Si cobras la hora a 20 euros y me pongo en el máximo, no pueden ser 150.

-Bueno , bueno, tú llámame el lunes y lo vemos.

Como quiero recuperar mis piezas y no ponerme a malas, le sigo la corriente y cuelgo.


Al pasar por la puerta de la cocina, veo a mi mujer comiendo algo y le grito:

-¡Ni de coña! ¡El motor lo abro yo aunque tenga que arreglarlo a cabezazos!

Y es que no puede ser. Uno puede hacerse el tonto si, digamos, te engañan con elegancia, no faltan el respeto a tu inteligencia, son capaces de dar una de cal y otra de arena...Así, insisto:¡ni de coña!


J. Alemán